En tiempos de inteligencia artificial, cabe preguntarse si tiene sentido mantener un sistema de selección basado en la memorización. Las oposiciones no tienen por qué ser un mero ejercicio de repetir contenido aprendido, pero en la práctica hoy lo son.
Durante siglos, la memoria fue un atributo imprescindible para desempeñar correctamente numerosos trabajos. Sin embargo, hoy existen herramientas capaces de sustituir buena parte de esa memoria de forma inmediata, precisa y disponible en cualquier momento. Esta transformación tecnológica cuestiona la lógica de exigir capacidades que ya no son esenciales para el desempeño de algunas tareas.
Inteligencia artificial
Por otro lado, evaluar la idoneidad de una persona para determinadas funciones es casi imposible sin ver cómo actúa en situaciones reales. Tomar decisiones cruciales —como adjudicar un empleo estable y de alta responsabilidad— basándonos únicamente en un examen previo implica asumir riesgos significativos.
Me dice la inteligencia artificial que «Si algún país inicia una reforma motivada directamente por IA (lo cual es muy probable en los próximos años), será algo novedoso. Actualmente no ha ocurrido.»
Debatir y avanzar con ayuda
Los métodos de selección en otros lugares no son necesariamente mejores ni peores que los españoles, pero sí diferentes. Y esas diferencias muestran que no existe un único camino válido. La aparición de nuevas tecnologías no solo nos obliga a actualizar nuestros sistemas, nos ayuda a diseñar métodos que permitan evaluar las habilidades que realmente demandan los puestos públicos.
No se trata de eliminar sistemas de selección transparentes y que garanticen igualdad de oportunidades, sino de preguntarnos si su diseño actual responde a las necesidades de un Estado moderno.
La memoria sigue siendo una característica muy valiosa y las personas que tienen buena memoria siguen teniendo una gran ventaja competitiva frente a las personas incapaces de recordar tantos detalles. Cierto, pero con la llegada de las nuevas tecnologías, la memoria ha perdido parte de su poderío.
Mejorar en la selección de los empleados es una obligación ineludible.


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